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EL Homo Transcendente de José Membrive

Autor: Francisco Morales Lomas (Presidente de la Asociación Internacional Humanismo Solidario, Presidente de la Asociación de Escritores y Críticos de Andalucía AAEC, y Profesor de la Universidad de Málaga)

El Homo Transcendente de José Membrive

Podríamos insertar algunas de las reflexiones del autor que comentamos dentro de lo que algunos venimos llamando desde hace tiempo el HUMANISMO SOLIDARIO (www.humanismosolidario.com), aunque con las especificidades que aporta José Membrive.

El poeta, editor y ensayista José Membrive ha publicado El homo transcendente (Barcelona, Ediciones Carena, 2013), una obra lúcida, compleja y necesaria en el momento actual porque profundiza en uno de los grandes temas del hombre a lo largo de su existencia y más hoy día: su concepto de trascendencia y de humanidad. El desvelar la interrogante rubeniana de «Lo fatal»: «Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo (…)/ No saber adónde vamos,/ ni de dónde venimos». La humanidad como centro neurálgico de esos valores esperituales que se han ido perdiendo a lo largo de la historia por mor de un «progreso económico aparente» que a pocos satisface, sustentado sobre principios y proyectos que juegan contra esa humanidad que debemos reivindicar con fuerza.

Tomando como horma el espacio novelesco, va configurando un tipo de narración o relato ensayístico (ambos subgéneros forman un buen mestizaje) que nos ha traído a la memoria el Cándido de Voltaire. A través de un supuesto viaje por el pensamiento bíblico y la evolución humana durante siglos Membrive profundiza en un libro muy dieciochesco que hubiera sido alabado por los enciclopedistas por su dimensión ciclópea y enciclopédica, pues en él hallaremos reflexiones estéticas, políticas, económicas, sociales, filosóficas, antropológicas… que tratan de devolver al hombre hacia el camino de la humanidad desde su condición de homo Neanderthal y Cromagnon. Se produce una acumulación interpretativa de diversos órdenes que muestra las profundas relaciones entre las artes, la filosofía, la economía o la ciencia, algo que en la historia contemporánea (por esa tendencia a la especialización) se ha perdido pero que los sabios de Grecia o Roma (digamos los filósofos presocráticos, verbigracia) lo tenían apropiado, también los renacentistas (digamos Leonardo da Vinci).

Membrive parte de la tesis de que se ha producido el desplome de la civilización simi-humana y existe una armonización entre lo telúrico y lo espiritual. El mono ha dejado su vigencia y se produce una búsqueda de la espiritualidad, la verdad y el amor (cuyas iniciales configuran las siglas de la
palabra EVA).

Estructura su obra y su pensamiento en tres apartados: El Homo Dual (¿Quiénes somos?: los orígenes desde ese planeta semihumano hasta el homo sapiens que sería un sujeto lírico), El Homo Artístico (¿De dónde venimos?: las tres dimensiones a las que nos referimos anteriormente y constituyen EVA, además de a la inteligencia material y espiritual y al Homo Artístico) y el Homo transcendente (¿Adónde vamos: las bases del Homo Transcendente, la importancia del pensamiento de Gandhi y el decálogo para superarnos y alcanzar una sociedad espiritual, reflexiva y transcendente).
Una obra que, con sus toques de ironía y sarcasmo, obedece a una lógica extraordinaria y revela una gran lucidez, amena en su lectura y desde luego original, en una época en que solemos reivindicar la futilidad y la reducción al absurdo de lo transcendente.

Algunas de sus ideas, son muy reveladoras:
Las plantas y los animales han sido concebidos por una especie de CCE (Cerebro Central de la Especie), un cerebro colectivo que vela por el fortalecimiento de la especie. Y sigue leyes básicas (el fomento de la competencia para premiar, la prevalencia de los intereses colectivos y el fomento de la vía instintiva). El CCE se compone de tres cerebros: 1) El paleoencéfalo o cerebro reptiliano (regidor de los instintos y la acción), 2) El mesoencéfalo o límbico (rige el desarrollo sentimental y social) y 3) El cerebro sapiens con dos procesadores: el procesador instrumental (PI): pensamiento,
habilidad manual, lenguaje; y el procesador meditativo o espiritual (PM), que nos permite vernos desde fuera y señala el camino de la humanización.
Membrive sostiene que se produce un gran viaje desde esa condición inicial de simio hacia la humanización con etapas intermedias, por ejemplo, una muy significativa: aquella en la que se reza en la iglesia y a la vez se mata en la guerra.
En esa travesía surgirá el concepto EVA: la espiritualidad, la verdad y el amor, valores clave de los tres universos.
Pero Membrive no es ajeno a la inteligencia consciente, al mundo inconsciente, a las creencias, a la moda y a las manipulaciones. Tampoco es ajeno a la inteligencia material que busca el paraíso terrenal y a esa inteligencia social que nos permite la interacción, y añade: “Ninguna revolución basada en parámetros puramente materialistas puede crear una sociedad justa” (p. 89).

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