La Hoja de Ruta del Humanismo Solidario viene marcada por un extenso periodo de reflexión y de debate entre los componentes de esta corriente crítica que ha desembocado en la elaboración de un documento que, a modo de cuerpo teórico, sirve de basamento ideológico para el desarrollo posterior de sus actuaciones.
El Humanismo Solidario, corriente de pensamiento literaria y artística,
concreta sus propuestas tomando como base las raíces histórico-ideológicas de
las que se nutre y bebe, fundamentadas en estos pilares:
El eje vertebral del pensamiento del Humanismo Solidario es la necesidad de reivindicar la unidad profunda de la humanidad, en contra de la fragmentación (individualismo, autonomía, nacionalismo, islamiento) y del dogmatismo (totalitarismo, intolerancia, fanatismo) imperante en la actualidad.
Por encima de cualquier ideología destaca una idea medular y definitiva:
La Idea de Fraternidad
Es una reivindicación del compromiso, al haberse producido una
desalentadora huida de buena parte de los intelectuales hacia el deber
del compromiso; compromiso con la palabra y con la vida, que debe
incluir siempre a los otros, que no significa instrumentalización ni
militancia, sino vinculación y resistencia.
La idea propugnada por Lévinas en su obra Totalidad e infinito, donde
afirma que el sentido último está en el cara-a-cara, en las relaciones
humanas, en la ética. De ahí que afirme que «la filosofía primera es una
ética». Se trata de buscar la trascendencia o la exterioridad que se plasma o es, en el fondo, un acto de responsabilidad por el otro.
Humanismo solidario es una corriente crítica e intelectual de personas libres que, desde la heterodoxia estética, asumen el uso de la palabra como obligación social bajo los irrenunciables principios del compromiso y el comportamiento ético, sin estar sometidos a ideología, filosofía, política o religión alguna.