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INTERVENCIÓN DE STAN STRASBURGER EN EL ATENEO DE MÁLAGA CON MOTIVO DE LA REVISTA “ÁNFORA NOVA” DEDICADA A HUMANISMO SOLIDARIO, BAJO EL TÍTULO DE “LA ÉTICA DE LA ESPERANZA”.

Por Stanislaw (Stan) Strasburger

Ateneo Málaga, 19 de junio de 2023

Quiero compartir mi pequeño ensayo donde introduzco lo que a mí me parece una idea fundamental que se esconde detrás de la “La ética de la esperanza”, es decir: dar un impulso necesario para nuestro imaginario colectivo.

Desde mi punto de vista, en la era de post-Covid y de la guerra en Ucrania (sin olvidarnos de otras regiones en guerra que no son pocas), hace falta un tipo de imaginario colectivo que no nos amenace con sus escenarios apocalípticos del futuro cercano, sino que nos aporte buena energía para avanzar hacia un futuro mejor.

Lamentablemente, dicho imaginario colectivo predominante actualmente en Europa me preocupa mucho.

Al ser no solo un novelista y ensayista sino también un traductor literario, estos días estoy acabando de traducir, de polaco a alemán, un conjunto de reportajes sobre Donbas de los años dos mil trece hasta dos mil dieciséis.

Sus autores Julia Wizowska y Grzegorz Szymanik recuerdan que una guerra, antes de empezar, tiene que surgir del deseo, sueño, pensamiento y formar parte de las fantasías de mucha gente. Antes de realizarse, la guerra tiene que formar una parte del imaginario colectivo.

En el caso de Donbas sirven como un buen ejemplo algunos novelistas-distopistas populares, en su mayoría ruso-hablantes. En sus novelas desde la primera década de los dos miles se desarrollan varios escenarios de la guerra entre Donbas y Kiev. Entre otros, son panoramas de las tropas de la OTAN marchando por las estepas de Ucrania; incluso el ejercicio turco secuestrando a las jóvenes ucranianas de Donezk para burdeles de Estambul. Y lo más curioso: tanto estos novelistas como sus lectores y grandes admiradores se encuentran en papel de actores políticos de los primeros meses de las repúblicas separatistas.

Relacionándolo con nuestra “La ética de la esperanza”, yo, personalmente, tengo mucho miedo de que nosotros, en toda Europa, corremos mucho riesgo de entrar en una fase de hacer algo muy parecido: soñar con la guerra.

Desde hace un año en la prensa polaca, alemana y, si no me equivoco también la española, presentan un ámbito simpatizante hacia la violencia bélica y la guerra como una medida de resolver conflictos políticos. Por ejemplo, fácilmente se está introduciendo a los francotiradores como la gente buena y necesaria, dotándolos de buena ración de simpatía. Una cosa que hace un par de años era impensable.

Más aún: con la ocasión del pasado día de Europa, estuve en Varsovia en un picnic organizado en los jardines de las Embajadas alemana y francesa. Entre grandes empresas alemanas como Bayer o Lufthansa, las fuerzas armadas alemanas tuvieron también su stand. Un soldado joven me ha enseñado una presentación sobre los sistemas “Patriot” que Alemania ha mandado a la frontera polaco-ucraniana. Las palabras del militar me han sorprendido considerablemente: “El sistema está viejo, eso sí, y a veces tienes que cambiar un tornillo por aquí o dar un repaso por allá. Pues aún funciona perfectamente. Los “Patriots” son como nuestro famoso coche Volkswagen Escarabajo. ¡Si a alguien le gusta el bricolaje, es lo mejor!”.

Además, podríamos decir que el picnic de las embajadas ha sido aparentemente perfecto. Los niños y las niñas jugaban dentro de los coches militares. A las familias visitantes se les dio a probar la típica sopa del ejército polaco hecha a base de guisantes y salchichas de cerdo. Y a quien le apetecía pasar directamente al postre…, pues perfecto, podía disfrutar de un paquete de unas ricas galletas que forman parte de una ración de combate de los soldados alemanes. 

Precisamente, por los eventos-tipo el dicho picnic, por el discurso del presidente polaco que durante la visita del presidente Volodimir Zelenski en Varsovia afirmó que en esta guerra Dios está de nuestro lado, o al leer sobre francotiradores luchando por la justicia, siento profundamente que estamos entrando en una fase en la que soñamos con demasiadas fantasías sobre la guerra europea.

Y justo por eso la presencia de todos y todas vosotros y vosotras aquí me alegra tanto y anima para seguir adelante con la ética de esperanza. ¡Soñar sí! Pero con todo lo contrario de la guerra. Soñar con la paz, a pesar de todas sus adversidades.

Hace muchos años que estoy desarrollando la idea de la EUtopía. En contra de la utopía, que significa un lugar, que no existe, la EUtopía cuenta con el “EU” por Europa y con el mismo “eu” como un prefijo griego que significa “lo bueno”. Junto con el «topos» la “EUtopia” forma “un buen lugar”.

Me siento honorado por poder compartir la esperanza de la “EUtopia” con todos y todas vosotros y vosotras a través de esta antología. Os invito a leerla y a dejar que os inspire.

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