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Mi Europa: En Camino hacia un Nuevo Idioma

nuevo idioma Stanislaw Strasburger

Autor: Stanislaw (Stan) Strasburger

Camino hacia un nuevo Idioma

LEAD: La lengua de los mitos nacionales se ha quedado corta para la Europa moderna, abierta e intercultural en la que nos encontramos hoy en día. Según Stanislaw Strasburger, necesitamos nuevas formas de expresión, un nuevo idioma político.

Durante mi viaje por España, mientras recorría un mercado, cayó en mis manos un antiguo libro de historia que presentaba a los españoles como “una nación católica por antonomasia”. El autor escribía que este país “interpuso su pecho generoso entre el corazón de Europa y la cimitarra de los árabes”, ejerciendo de esta forma una influencia mayor en la Historia Universal. Este libro me recordó a mi país de origen, Polonia, y por eso despertó mi interés.

En la Polonia de hoy en día, una parte esencial del lenguaje político más mainstream está impregnado de nostalgia y se caracteriza a su vez por el mito nacional que la describe como a una “fortaleza sitiada”. Este mito simplifica la realidad en la medida en que presenta al mundo exterior como una amenaza: la razón está siempre de “nuestro” lado (de nuestro pueblo) y los “otros” son los enemigos, aquellos que solo traen horror y destrucción.

Granada como inspiración

Bajo mi punto de vista, la España actual, sobretodo Andalucía y la ciudad de Granada, son una rica fuente de inspiración que nos puede ayudar a encontrar un nuevo lenguaje político. Mientras que en Polonia, como en muchos otros países europeos, el mito de la “fortaleza sitiada” florece y prospera, los habitantes de España han llevado a cabo una tarea impresionante. Han conseguido que aquel libro de historia que yo sostenía entre mis manos  haya pasado a convertirse en una simple curiosidad que puede adquirirse por pocos céntimos en un mercado.

El presente texto lo estoy escribiendo en Granada. Mi estancia de dos meses en esta ciudad no es ninguna casualidad. Una de mis áreas de estudio es la noción de EUtopía (en griego, el buen lugar), el proyecto de una república europea formada por diferentes regiones y sostenida por los pilares de justicia social, diversidad cultural e igualdad de todos sus ciudadanos. A mi parecer, Granada se presenta como la capital de esta EUtopía, ¿pero por qué?.

La historia de esta ciudad es impactante. El elemento central de su memoria colectiva es la exitosa coexistencia que tuvo lugar entre las diferentes religiones (judaísmo, cristianismo e islam) durante la Edad Media y en el umbral del Renacimiento. Un pintoresco casco histórico y los palacios nazaríes de compleja arquitectura que dominan la ciudad son testigo de ese pasado.

Sin embargo, la España contemporánea no es bajo ningún concepto un inerte museo al aire libre. El espacio urbano, que aún hoy se despliega con dinamismo, está justamente diseñado  para desenmascarar estas trivializaciones y simplificaciones. Especialmente porque la popularidad de la que la diversidad cultural de Granada goza entre los turistas recuerda a sus habitantes que toda división entre “nosotros” y “ellos” podría acabar con el éxito comercial de la ciudad.

El pasado como una narrativa abierta

Un ejemplo espectacular del éxito resultante de la unión entre realidad y diseño de una memoria colectiva es el centro cultural CajaGRANADA, Memoria de Andalucía, construido en 2009. La exposición permanente está dividida en cuatro áreas temáticas: diversidad paisajística, formas de vida, espacio urbano y rural y arte y cultura. Las exposiciones interactivas ocupan un lugar central: no solo pueden examinarse, sino que también se pueden tocar, escuchar e incluso parcialmente contribuir a darles forma mediante dispositivos multimedia.

A lo largo del recorrido por el museo se tropieza uno con personas virtuales que vivieron en Andalucía en diferentes épocas. En pantallas a tamaño real aparecen reyes árabes, agricultores de la Edad Moderna, antiguos campesinos, monjes y artesanos. Cada uno tiene su historia y está dispuesto a contarla.

De este modo el centro nos invita a llevar a cabo una especie de arqueología de la memoria. La interactividad de la exposición tiene su sentido: hace posible que cada visitante estructure el pasado de una forma nueva acorde a sus diferentes necesidades e incluso a su estado de ánimo. Esto da lugar a la posibilidad de que exista una variedad de voces. Como la memoria personal de cada uno de nosotros, la memoria colectiva se convierte así en una narrativa abierta.  

Programa para hoy

El enfoque sobre las buenas experiencias a las que dio lugar el pasado multicultural de Granada nos enseña de forma sutil y convincente a tener una actitud abierta hacia los demás, promoviendo así el compromiso contra la exclusión. De este modo, en un momento en el que el lenguaje es a menudo utilizado como herramienta de manipulación, anima a buscar nuevas narrativas. Finalmente se deja atrás la idea de que conceptos como “nación” e “identidad” fueran propios del siglo XIX, en un contexto político y social que hoy en día ya no existe.

Cuando hablo con los habitantes de Granada, pero también con muchos de mis vecinos en Berlín o en Varsovia, tengo la impresión de que estas nociones traen más problemas que ventajas. ¿Es mi hogar verdaderamente el Estado en el que he nacido? ¿O es la ciudad? ¿La región? ¿O será más bien la zona de la que proceden mis padres? ¿Pero qué pasa entonces cuando los dos no son del mismo lugar? Una lengua que sirve para el mercado no es capaz de describir el mundo en el que hoy vivimos. Merece la pena emprender juntos la búsqueda de un nuevo idioma. Desde la perspectiva de Granada, hay probabilidad de éxito.

Stanislaw Strasburger nació en Varsovia. Es escritor y gestor cultural. Sus áreas de estudio son la memoria colectiva, migración, multiculturalidad y EUtopía. En formato libro ha publicado Obsesión. Líbano” (en 2015 en polaco y en 2016 en alemán) y “El vendedor de memorias” (en 2009 en polaco, 2014 en árabe y previsto para el 2018 en alemán). Vive alternativamente en Berlín, Varsovia y Beirut.

Traducción de Carmen Ten Grandell; con especial agradecimiento a la Fundación Euroárabe de Altos Estudios.

Texto original publicado online en alemán y en polaco por «Deutsche Welle».

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