La Literatura como Compromiso: de Cántico (1947) al Humanismo Solidario (2013)

cantico francisco morales

Autor: Francisco Morales Loma

LA LITERATURA COMO COMPROMISO: DE CÁNTICO (1947) AL HUMANISMO SOLIDARIO (2013)

Reflexiones del Humanismo Solidario ( Segunda Entrega)

Francisco Morales Lomas (Presidente de la Asociación de Escritores y Críticos de Andalucía AAEC, y Profesor de la Universidad de Málaga) reflexiona acerca de «La Literatura como compromiso: de Cántico (1947) al Humanismo Solidario (2013)». Esta ponencia fue presentada con motivo del X FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA DE GRANADA, durante la mesa redonda en la que participaron también Anthony Geist (Universidad de Washigton), Remedios Sánchez (Universidad de Granada)  y José Sarria (secretario de la ACE-Andalucía y poeta), celebrada en la Facultad de Ciencias de la Educación de Granada (miércoles 8 de mayo de 2013).

(Palabras pronunciadas con motivo del X FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA DE GRANADA en LA LITERATURA
COMO COMPROMISO: DE CÁNTICO (1947) AL HUMANISMO SOLIDARIO (2013), en la que participaron también
Anthony Geist (Universidad de Washigton), Remedios Sánchez (Universidad de Granada) y José Sarria (secretario de la ACEAndalucía y poeta); Facultad de Ciencias de la Educación de Granada, miércoles 8 de mayo de 2013).

UNA APROXIMACIÓN DE ENFOQUE CONTEXTUAL A LA LÍRICA DE CÁNTICO Y JUAN BERNIER

CÁNTICO surge con la fortaleza de la historia de un fracaso con reminiscencias de Guillén y San Juan de la Cruz.
En octubre de 1947, tras la decepción de la candidatura al Premio Adonais (José Hierro lo ganó con Alegría) al que se presentaron sus miembros, surge la revista y el grupo CÁNTICO, formado por Juan Bernier, Ricardo Molina, Mario López, Julio Aumente, Pablo García Baena, Vicente Núñez y los
pintores Miguel del Moral y Ginés Liébana.
Genéricamente podemos afirmar con Luis Antonio de Villena que CÁNTICO representará la opción de una poesía neobarroca, sensorial, bajo el paraguas del esteticismo y el cultivo del leguaje, que conoce las novedades del surrealismo y de la mejor modernidad, “amparados en la tradición simbolista y
modernista, en el Gide liberador de Los alimentos terrenales, en el Juan Ramón menos hermético y en parte de la tradición más sensual del 27”. Pero también, como dice Guillermo Carnero “es admirable que la llama de los jóvenes que fundaron CÁNTICO supiera nadar por el agua fría de Garcilaso, de Espadaña, del existencialismo impostado y del mesianismo político”. Y, con más precisión, en palabras de García Baena, en la lírica de CÁNTICO se producía “el ahondamiento en la búsqueda de la palabra justa, a veces desusada pero siempre precisa, el intimismo llevado como experiencia hacia un paganismo carnal que puede retroceder ante el acompasado gregoriano de la penitencia, la recuperación de la imagen y la metáfora, tan desdeñadas por los secos poetas escurialenses de la época. Nada de esto era nuevo pero sí ponía sobre el humilde mantel de hule de los racionamientos el poder deslumbrante de Góngora, el erotismo decadente de los modernistas, el ritmo sugestivo y
caudaloso de la Generación del 27. Desoyendo a Ortega los poetas de CÁNTICO hicieron una poesía expresamente impura e intensamente humana, visual, una plenitud armónica de intelecto y sentidos”.
En la primera etapa (1947-1949) publican obras como Aquí en la tierra de Juan Bernier, Las elegías de Sandua, y Corimbo (1949) de Ricardo Molina y Mientras cantan los pájaros (1948) y Antiguo muchacho (1950) de Pablo García Baena… Del que yo decía en mi ensayo “La magnitud de lo lingüístico y la
emoción interior en las primeras obras de Pablo García Baena” que, “tanto García Baena como otros poetas andaluces de entonces, no se habían adscrito al realismo crítico o «poesía social» ni a la protección de organismos oficiales y, además, vivieron en Andalucía, lejos de los centros de decisión editorial, y, eso, en nuestro país tiene un precio: el silencio”. Todos estos postulados, insiste Villena, justifican que pudieran sentirse como “«fracasados» o al menos periclitados, ante el avance poderoso de la poesía existencial que nació con Hijos de la ira de Dámaso Alonso –por lo demás amigo de CÁNTICO- pero sobre todo por el empuje de lo que se llamó «poesía social»”. Sin embargo, hay que reconocer en esta primera etapa su conexión con la poesía social de Gabriel Celaya o Victoriano Crémer y, además, fueron los primeros en España que hicieron un número homenaje a Luis Cernuda, exiliado en Reino Unido y México.

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