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HUMANISMO SOLIDARIO CON LOS 75 AÑOS DE LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS

Este año se conmemora el 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Sin embargo, y desgraciadamente, las atrocidades, la crueldad y la muerte no han dejado de ser protagonistas durante todos estos años.

Si en su momento determinado de la historia, en 1948, la comunidad internacional dijo basta ante los actos de barbarie y atrocidades cometidas, hoy día siguen dándose las mismas circunstancias y hemos de repetir una vez más que no se puede consentir la falta de valentía para parar las guerras y llevar a sus responsables ante los organismos internacionales, como la Corte Internacional de Justicia, el máximo órgano jurídico de la ONU, y el Tribunal Penal Internacional de La Haya, que se encarga de juzgar los delitos cometidos en su ámbito.

Pero es cierto que, como decía recientemente, el fiscal jefe de Tribunal, Karim Khan, hay una doble vara de medir a la hora de aplicar la legalidad internacional: “El hecho de que otras personas hayan cometido crímenes no significa que usted pueda cometer crímenes. En demasiadas capitales del mundo se tiende a considerar el derecho internacional como un menú a la carta. Eso desprestigia el derecho internacional”. 

Y también es verdad que las grandes potencias actúan según sus intereses particulares vetando resoluciones que nunca están justificadas y que van claramente en sentido opuesto a la defensa de esos derechos humanos reconocidos en la Declaración Universal.

Humanismo Solidario, como organización que manifiesta desde su origen una defensa cerrada de estos derechos y de todas aquellas instituciones y personas que los defienden, quiere manifestar su pesar y seguir luchando, desde sus posibilidades por un mundo que acabe creyendo en la necesidad de llevarlos a la realidad y castigar a quien los impida.

Humanismo Solidario es una corriente crítica e intelectual de personas libres que, desde la heterodoxia estética, asumen el uso de la palabra como obligación social bajo los irrenunciables principios del compromiso y el comportamiento ético, sin estar sometidos a ideología, filosofía, política o religión alguna. Desde el libre discurrir del pensamiento de sus componentes nace la necesidad de rebelarse contra los sistemas y organizaciones que  oprimen y asfixian a la mayoría de la humanidad. Ajenos a toda ideología dominante, Humanismo Solidario propugna el destierro del pensamiento único en cualquiera de sus manifestaciones, fundamentando sus principios rectores, y su obra individual y colectiva, sobre los términos morales que emanan de la idea irrenunciable de la fraternidad universal.

Por ello seguimos creyendo en la necesidad y la actualidad de aquel preámbulo y todo su articulado que establecía las bases para su desarrollo. En ese preámbulo de esta Declaración Universal adoptada y proclamada por la Asamblea General en su resolución 217 A (III), de 10 de diciembre de 1948 se decía, entre otras cosas trascendentes que:

  1. La libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana.
  2.  El desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad; y que se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias.
  3. Los derechos humanos deben ser protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión,
  4. La promoción  del desarrollo de relaciones amistosas entre las naciones.
  5. La fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres;
  6. La necesidad de promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad.
  7. Tanto los individuos como las instituciones, promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación universales y efectivos.

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