Fronteras de Sal. Málaga: ciudad del paraíso, ciudad abierta
“Fronteras de sal. Málaga: ciudad del paraíso, ciudad abierta” es un proyecto humanitario que nace de la mano de la Asociación Internacional de Humanismo Solidario, tras conocer la experiencia de la poeta siria Malak S. Soufi, quien ha venido trabajando en la isla de Lesbos (Grecia) en uno de los lugares donde se está produciendo con mayor intensidad la llegada de refugiados y exiliados de la guerra en Siria, siendo espectadora, en primera persona, de este drama humanitario. Málaga, ciudad del paraíso, va a convertirse durante más de un mes, en ciudad abierta, un encuentro de artistas (poetas, músicos, fotógrafos, pintores, conferenciantes, etc.), durante el mes de febrero y marzo de 2018, con la finalidad de visualizar la situación de los refugiados y mantener viva la llama que nos recuerde su actual situación.
EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA. 8 al 22 de febrero. CENTRO ANDALUZ DE LAS LETRAS.
JORNADAS DE MÚSICA, POESÍA Y DOCUMENTALÍSTICA. 13 al 16 de febrero. VARIOS ESPACIOS DE MÁLAGA CAPITAL Y PROVINCIA.
EXPOSICIÓN DE PINTURA Y ESCULTURA 20 de febrero al 20 de marzo CENTRO DE ESTUDIOS HISPANO-MARROQUÍ.
INFORMACIÓN. La Asociación Internacional Humanismo Solidario es una entidad sin ánimo de lucro que trabaja por la defensa de los principios de solidaridad, interculturalidad, humanidad, dignidad y los valores del ser humano, siendo una corriente crítica e intelectual de personas libres que, desde la heterodoxia estética, asumen el uso de la palabra como obligación social bajo los irrenunciables principios del compromiso y el comportamiento ético.
El creador/la creadora ha sido históricamente un referente social. Eclipsarlo supone fracturar el tejido vertebrador de las sociedades e interceptar el progreso. No olvidemos que todo creador/creadora, utilizando la forma de expresión que le ha sido conferida (científica, plástica, musical o literaria), se compromete a valerse de su obra para explicar el mundo.
MISIÓN, VISIÓN Y VALORES. Humanismo Solidario reivindica el compromiso del creador/la creadora con la sociedad y con la historia, que viene a ser compromiso con la palabra y con la vida, como actos de responsabilidad por el “otro”, en la línea del pensamiento de Franz Hinkelammert: “Yo soy, solamente, si tú eres” / “El otro tiene que vivir para que yo pueda vivir”, aspirando a la construcción de una nueva educación de la subjetividad, una nueva educación sentimental que adquiera las condiciones para encontrar una voz firme entre los signos vacuos de la modernidad, encaminada a la reconquista del ser, en donde sea universal el verbo que conjugue el “yo” por el “nosotros, recuperando de la historia las corrientes de pensamiento que aúnan lo individual y lo colectivo en un mismo sentimiento para que esta subjetividad pueda llegar a ser una de las grandes conquistas del ser humano de nuestro tiempo.
MANIFIESTO PALABRA DE SAL. Por Juan José Téllez.
Las palabras las carga el diablo: hablamos de preparar la paz, promoviendo la guerra o llamamos, por ejemplo, refugiados a aquellas personas a las que no prestamos refugio. Pronunciamos discursos convincentes sobre cooperación al desarrollo cuando la crisis económica del primer mundo ha vaciado los programas de solidaridad de numerosas instituciones, dentro y fuera de España, dentro y fuera de la Unión Europea, dentro y fuera del área del Mediterráneo, cuya orilla sur ha ido progresivamente empobreciéndose durante las últimas tres décadas.
Las palabras no pueden servir de coartada para el crimen. Desde noviembre de 1988 en que aparecieron los primeros cadáveres de espaldas mojadas en el Estrecho, decenas de miles de personas han perdido la vida en esta vieja cuenca marina. Y, desde las tribunas de oradores a las redes sociales, pasando por libros y medios de comunicación digitales o convencionales, contribuimos a urdir un imaginario por el que cabría pensar que sentimos más miedo por las víctimas de ese largo éxodo que por los verdugos que les impulsan a huir. Queremos que las palabras se llenen de sal para que este viejo mar vuelva a ser nuestro y no termine convirtiéndose en un nuevo mar muerto.
Palabras contra el grito, palabras contra los decretos, palabras contra los dogmas, palabras contra los números que se manipulan y contra el miedo que ya ni siquiera guarda la viña ni puede ponerle puertas al monte. Palabras para demostrar la inocencia de los dioses frente a aquellos que usan su nombre para justificar sus asesinatos. Palabras para impedir que quienes reinventan los dogmas, los versículos o las suras, puedan encarcelar la belleza bajo una mordaza, bajo un velo o bajo un muro. Palabras para que la fe, en su caso, tan sólo resida en el alma y pasee discretamente por las calles. Palabras para llamarle hambre al hambre y pandemias al gigantesco territorio del escalofrío.
Escritores y artistas de todas las orillas del mundo esgrimimos, a partir de este manifiesto, la razón del corazón frente a la razón de la fuerza. Y la ternura de los pueblos frente a la chaqueta metálica de la industria de armamentos o la hoja del cuchillo de la desesperación. Esa es nuestra creencia, abierta a cualquier credo, incluso al de quienes tan sólo mantienen una relativa esperanza en los seres humanos.